El alto lirismo de una historia de amor de hace cincuenta años, y la recia y áspera prosa de la existencia de hoy dÃa. Ricardo Garibay a los veinte y a los setentaitrés años de edad. El mismo personaje es el tierno amante aterido, el inmortal que desfallece de vagas soledades y el hombre hipnotizado por la dura soledad de los anuncios del fin. En este breve e intenso libro, en el amor, el hombre es condenado a muerte; sin el amor el hombre es como una vivencia anticipada de la muerte.