Poeta en Nueva York es el resultado de la primera visita al extranjero de Lorca: una estancia que el poeta describió como ?una de las experiencias más útiles de mi vida?. Tras la publicación de Canciones (1927) y Primer romancero gitano (1928), Federico confesó en sus cartas estar atravesando una crisis vital, por lo que necesitaba desvincularse durante cierto tiempo del ambiente andaluz y de círculo madrileño de amigos. En 1929, Fernando de los Ríos, antiguo maestro de Federico y amigo de la familia, propuso que el joven le acompañara en su viaje a Norteamérica. Los nueve meses que pasó en Nueva York y Vermont y luego en Cuba cambiaron su visión de sí mismo y de su arte. No en vano ese fue el primer encuentro de García Lorca con la diversidad religiosa y racial; su primer contacto con los rascacielos, con las grandes masas urbanas y con un mundo mecanizado. Casi podría decirse que el viaje a Nueva York representó su descubrimiento de la modernidad.