COMISIÓN PARA LA INMORTALIZACIÓN, LA

COMISIÓN PARA LA INMORTALIZACIÓN, LA. LA CIENCIA Y LA EXTRAÑA CRUZADA PARA BURLAR A LA MUERTE

Editorial:
ENSAYO SEXTO PISO
Año de edición:
ISBN:
978-84-15601-71-5
Páginas:
248
Encuadernación:
Rústica
Colección:
< Genérica >
$ 265.00
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Leonid Krasin fue un ingeniero de la antigua Unión Soviética que propuso congelar el cadáver de Lenin para devolverlo a la vida cuando fuera científica y tecnológicamente posible. Formaba parte de la conocida como «Comisión para la Inmortalización». Y de ello trata precisamente el nuevo y fascinante ensayo de John Gray: de la obsesión humana por trascender la mortalidad. Si por un lado los investigadores psíquicos victorianos pretendían demostrar de una manera científica la existencia del alma y para ello se servían de extrañas sesiones de espiritismo en las que escribían textos automáticos interconectados para entrar en contacto no con el magma del inconsciente -como harían más tarde los surrealistas-, sino con el más allá, los «constructores de Dios» de la Unión Soviética, por su parte, no buscaban pruebas de vida después de la muerte, sino divinizar a la humanidad a través de la técnica y la razón, creando a un nuevo hombre libre de toda imperfección. Pero para matar a la muerte habría que matar primero al hombre. Y eso hizo, de manera implacable, la eficiente máquina de muerte soviética. Espiritismo, bolcheviques, Darwin, dobles agentes, extravagantes profesores ingleses, presencias ultramundanas, sociedades secretas, Stalin, extraterrestres, mesías póstumos y la momia de Lenin... Una galería de personajes y de situaciones digna de una novela -si no perteneciera ya a esa novela insuperable que es la historia- y que en manos de John Gray da lugar a un ensayo lúcido y apasionante sobre la necesidad que siempre ha tenido el hombre -ya sea a través de la religión o de la ciencia- de creer en la inmortalidad. En realidad, nos dice Gray, se trata de un profundo miedo a lo ingobernable, a esa contingencia que rige el destino de todos los seres humanos y que habría que aceptar con humildad: «El más allá es como la utopía, un lugar donde nadie quiere vivir». «Con el tiempo, la escritura de Gray se vuelve más fragmentaria, cercana por una parte al epigrama y por otra al collage, y más apegada a la literatura». Antonio Muñoz Molina, El País.

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