u00abNo pedía mucho, carajo, sólo que lo dejaran prostituirse a su modo.u00bb A mediados del siglo XX, Carlos Denegri era el líder de opinión más influyente de México. Reportero estrella del diario Excélsior, tenía una red de contactos internacionales envidiada por todos los periodistas. Mimado por el poder, como columnista político sobresalió por su falta de escrúpulos, al grado de que Julio Scherer lo llamó 'el mejor y el más vil de los reporteros'. Industrializó el 'chayote' cuando esa palabra todavía no se usaba en la jerga política. En su Fichero Político, donde fungía como vocero extraoficial de la Presidencia y cobraba todas las menciones, podía difamar a cualquiera con impunidad absoluta. Según Carlos Monsiváis, un coscorrón en esa columna representaba 'una temporada en el infierno' para cualquier aspirante a un cargo público. Aunque ganaba millones por publicar alabanzas, se hizo más rico aún por medio de la extorsión, callándose lo que sabía de sus poderosos clientes. La personalidad pública de Carlos Denegri es indisociable de las atroces vejaciones misóginas que cometió en su vida privada. Era tan prepotente y déspota en el trato con las mujeres como en el periodismo, de modo que su patología fue a la vez íntima y social. Radiografía del machismo a la mexicana y epitafio de la dictadura perfecta, esta novela es un estudio de carácter incisivo y mordaz, sustentado en un arduo trabajo de investigación, que por momentos linda con la farsa trágica. Enrique Serna vuelve a una de sus vetas narrativas predilectas, la reconstrucción del pasado, para entregarnos un fresco histórico apasionante. La crítica ha dicho: u00abEl arte de Serna consiste en una serie de procedimientos encaminados a hacernos más persuasiva la ilusión realista -esa que sólo puede darse en la mejor literatura-, a comunicar al lector la sensación de estar directamente enfrentado con la vida.u00bb Ignacio Solares u00abEn sus novelas y cuentos descubrimos un arte consumado de la sorpresa, una ferocidad no exenta de gracia y un sentido del sarcasmo que nunca se rebaja a la mera caricatura.u00bb Claude Fell u00abQuien se acerca a las narraciones de Enrique Serna ríe mucho durante la lectura y al llegar al punto final un ligero malestar lo hace quedarse un tiempo pensativo, como si se reconociera de pronto en el patetismo de los personajes.u00bb Eduardo Antonio Parra u00abReconozco en Serna el entendimiento profundo, casi quisquilloso, que consiste en poner el archivo al servicio de la ficción y no ejercer ni de amanuense erudito ni de mero coleccionista de avisos y extravagancias.u00bb Christopher Domínguez