Aquí se le arrebata la máscara al personaje principal, descubierto en sus secretos más extraños por un contador tradicional que en la plaza pública despliega ante nuestros ojos lo más inesperado y asombroso. La búsqueda del deseo es interminable porque de lo bueno siempre queremos más. Y en el horizonte brilla llamándonos la experiencia del fuego erótico total, clave de lo posible en la vida. Eso que, tenazmente, nuestro cuerpo siempre busca pronunciar.