Rulo nunca creyó que ser zurdo fuera nada extraordinario, pero llegó Victoria Camargo, una aparente impostora, al reino de los zurdos y todo se transformó; ella pasará de ser su archienemiga a ser su única aliada. Al final, se dan cuenta de dos cosas: ser zurdo no es un privilegio ni un defecto, y que se encuentran cómplices en las personas más inesperadas.