La cosmovisión lovecraftiana está poblada por seres primigenios que, ocultos en las sombras siderales, tejen los destinos de los mundos. El espacio de los llamados mitos de Cthulhu se convierte en un testimonio de horror cósmico narrado sombríamente por sus alienados protagonistas a quienes se les permite vislumbrar el engranaje construido por estos dioses arquetípicos. Cthulhu, el poder primordial, es el soberano de ese universo análogo a las cavidades marinas poblado por seres híbridos y una legión de antiguos moradores, desde el terrible Nyartholep hasta el elusivo Dragon. Éstos son sólo algunos de los habitantes del panteón que el emblemático autor creó para su universo. Lovecraft es más que un narrador fantástico, es el artífice de una mitología personal donde cada lector crea su propia pesadilla.
