Como en todas sus novelas, Jane Austen traza en el primer párrafo el conflicto principal: tres hermanas solteras (palabra clave del universo de la escritora) y su madre van a sufrir en carne propia el hecho de que no haya un varón en la familia. Es que con la muerte del señor Dashwood, su viuda y sus hijas suman a la tristeza una gran preocupación: van a perder la casa; porque en la Inglaterra de principios del siglo XIX solo heredaban los hijos varones. De manera que las propiedades del señor Dashwood quedarán en manos de John, el hijo que tuvo en un primer matrimonio. Y las hermanas Elinor, Marianne, la pequeña Margaret y su madre preparan la mudanza a una casa en el campo, con mucha incertidumbre y no poco pesar. Pero no todo es tristeza: en medio de sus privaciones económicas, las dos hermanas mayores descubrirán el amor, aunque de manera muy diferente. Elinor, sensata y reservada, sufrirá en silencio por Edward Ferrars, mientras que la apasionada Marianne gritará a los cuatro vientos su devoción por Willoughby. u00bfLograrán concretar sus sueños?