El pintor Basil Hallward ha hecho un rebato a Donan Gray, un joven de excepcional belleza. Donan obsesionado por la idea de envejecer y perder su hermosura, consigue, gracias a un sortilegio, que todas las marcas que el paso del tiempo y los vicios pudieran dejar en su rostro, se muestran solamente en el retrato.
Ávido de placeres e influenciado por su cínico compañero Henry Wotton, se abandona entonces a los excesos más desenfrenados, sin que ningún rastro de su abyección altere la perfección y la frescura de su rostro.
El retrato de Dorian Gray se publicó en 1891 y se transformo en una especie de evangelio del decadentismo y del esteticismo y es una reflexión bastante profunda sobre el bien y el mal.