Estas narraciones inauditas reflejan de forma cabal la asombrosa originalidad del muy excéntrico y absolutamente genial Felisberto Hernández. Todas ellas son acabadas muestras de un estilo cuyos rasgos más característicos son el sarcástico intercambio de papeles entre los objetos y las personas, la empatía nacida en el permanente extrañamiento frente al mundo y un humor tan discreto como disparatado.