QUERALT DEL HIERRO, MARIA PILAR
Decía Benjamin Franklin (1706-1790) que u00abdonde se celebranmatrimonio sin amor, habrá amor sin matrimoniou00bb. Lanhistoria con" rma esa máxima. Son escasos los monarcas que noncuentan con una larga historia de relaciones extraconyugales.nNo es de extrañar. La mayoría de las veces los matrimonios realesnhan sido resultado de intereses de estado e infantas y princesasnno han sido más que el sello que lacraba un pacto estratégico onpolítico.nPosiblemente por eso las aventuras amorosas de los monarcasnsiempre se contemplaron con una cierta indulgencia. Tanta que,nen la corte de Versa lles, por ejemplo, la maîtresse-en-titre, onamante o" cial del rey tenía una asignación económica,napartamentos propios en el mismo palacio y un lugar destacadonen las ceremonias de corte. Es evidente que, al paso de los siglos,nlas circunstancias han cambiado pero, en cualquier caso, lo ciertones que la u00abmujeru00bb del rey no siempre es la reina. Así londemuestran, al menos, las veinte historias de amor que, desde elnsiglo XIV al XXI, des" lan por estas páginas y que alteraron losndestinos reales.