Mientras exista un Polanco, habrá reinas, y mientras ellas existan siempre habrá muchos Polancos. Las mamás de las niñas bien (o las niñas bien con algunos años y un par de sexenios encima) son las reinas de Polanco: damas de excelente cuna, corona y cetro de diseñador, excelentes anfitrionas y un cuerpo esculpido a fuerza de pilates y dietas; señoras cool que frecuentan las tiendas, los restoranes, los cafés y los salones de belleza de esta exclusiva colonia de la Ciudad de México sin que la cruda realidad nacional las perturbe. Con su característica visón crítica, su peculiar ironía y una precisión casi entomológica, Guadalupe Loaeza traza el perfil de un sector social que ningún otro autor ha logrado describir mejor que ella.