Varias han sido las traducciones que se han hecho a partir de la del siglo xviii por el padre Francisco Ximénez, pero el americanista guatemalteco Adrián Recinos nos presenta aquí una versión más cuidadosa y precisa, con lo que logra trasmitirnos la compleja belleza de este libro, a la vez un documento histórico, un legado misterioso y un deleitable poema narrativo, rico en aventura y fantasía.