Michel Foucault retoma el análisis de La historia de la locura desplazando su objetivo y modificando el terreno donde se despliega, así como las herramientas conceptuales que pone en juego, para captar, en el punto donde se forman, las prácticas discursivas de la psiquiatría: un "dispositivo" de poder en el cual se anudan elementos tan heterogéneos como discursos, modos de tratamiento, medidas administrativas y leyes, ordenamientos arquitectónicos...