Ya que "antología personal" me parece un término que hay que reservar a los autores de probada trayectoria, prefiero ver La piel insomne como una suerte de director?s cut, un ajuste de cuentas con ciertos escritos entre 1987 y 1993 y repartidos en tres libros. ¿Para qué reescribir? ¿Para qué enfrentarnos y luchar con ese otro que fuimos en una etapa anterior de nuestro proceso escritural? ¿Se altera el espíritu de los textos cuando los pasamos por el filtro del aprendizaje literario. Estas fueron alguna duda que me asaltaron mientras trabajaba en La piel insomne durante 2002. La piel insomne es un intento por hallar ese efímero unicornio que faltaba. El lector es quién dirá si en efecto fue localizado.