El elemento focal del horror lovecraftiano consiste en mostrar esa zona de la realidad, velada a la humanidad, en la cual deambulamos a ciegas por el frío vacío a bordo de esta pequeña roca que es la tierra, ignorantes de los horrores que acechan más allá del espacio y del tiempo.
Además, el autor logra plantear escenas y paisajes tan vívidos, que trascienden el ámbito literario y en ocasiones parecen escapar de los límites de la ficción. En esta segunda entrega, se re reúnen los relatos que lo consolidaron como el creador del llamado horror cósmico.