Roger Bartra analiza las representaciones iconográficas y las expresiones literarias de este mito, y articula perfectamente una idea que recorre de principio a fin la historia de nuestra civilización y configura la identidad del salvaje europeo: todo progreso cultural y político de Occidente, todo hito de la sociedad europea, ha tenido como contrapunto a un salvaje que mora en las fronteras de la civilidad.