Las normas convencionales del éxito (promociones, premios, dinero) fallan sistemáticamente en proporcionarnos felicidad duradera. Por más trofeos que añadamos a nuestra colección, seguimos anhelando algo y sintiéndonos vacíos. Sin embargo, nos vemos obligados a seguir haciendo más, incluso a costa de nuestra salud mental y bienestar físico, con la esperanza de que el siguiente objeto que llame nuestra atención, por fin nos aporte esa siempre escurridiza plenitud que tanto ansiamos. En Máxima conexión, Brad Stulberg comparte un modelo de éxito más saludable y sostenible. La esencia de este programa es el groundedness, una práctica donde se valora la presencia por encima de la productividad repetitiva, que acepta el progreso no lineal y da prioridad a los valores a largo plazo, a la comunidad y a la realización personal antes que a la satisfacción inmediata. Groundedness significa poseer una base firme y estable, tener un claro sentido del yo gracias al cual podamos encontrar un éxito profundo y duradero, en vez de superficial y efímero.