Veinticuatro trepidantes horas en las calles, las domus y los suburbios de Roma: en medio de conspiraciones, traiciones y avisos de los dioses, nacerá el futuro general Quinto Sertorio y el destino de la República afrontará un giro irreversible. Idus de enero del año del consulado de Lucio Opimio y Quinto Fabio Máximo. El Senado de Roma se está convirtiendo en todo un campo de batalla entre las irreconciliables facciones conservadoras y la de los seguidores del revolucionario Gayo Graco. A su vez la tensión, cada vez más palpable, amenaza con convertirse en violentos disturbios que incendiarían la ciudad más poderosa del mundo. Todo en el día que nacerá el futuro general Quinto Sertorio, uno de los estrategas más brillantes del mundo antiguo. Alrededor de él y de su madre Rea se entrelazan las historias de personajes a cuál más distinto. Antiodemis, la actriz que ha venido de Chipre para conquistar al público romano y, de paso, su independencia personal. Su protector, Servilio Cepión, un noble cuyos vicios y deudas lo convierten en uno de los políticos más deshonestos y traicioneros de una ciudad corrupta hasta la médula. El brutal celtíbero Nuntiusmortis, su escolta. El erudito griego Artemidoro, que escribe sobre la historia de un tesoro maldito saqueado siglo y medio antes en el oráculo de Delfos, y su amada, la antigua prostituta Urania. Gayo Mario, el militar tosco y honrado que sueña con convertirse en el primer hombre de Roma. El despreciable Septimuleyo, patrón del clan de los Lavernos, que extorsiona y aterroriza al Aventino con su cohorte de ladrones, asesinos y prostitutas, como la bella Berenice o la niña Sierpe, que ya sabe manejar su daga con el pulso y la decisión de un asesino profesional.