En los últimos lustros la sociedad mexicana ha sido testigo de innumerables y encarnizadas críticas a la prisión; se afirma, con razón, que no readapta, que constituye una fábrica de delincuentes, que su costo es generoso y sin sentido. No obstante, y de acuerdo con las tendencias de la actual política criminal parece ser que su presencia se justifica cada vez más. El objetivo aquí es tratar de demostrar que, a pesar d ella existencia de un a resal de literatura científica y jurídica que habla del delincuente, sus características y los medios para reintegrarlo a la sociedad, la prisión ha sido inadecuadamente planteada y por tanto sus programas mal ejecutados. La discusión versa en torno al hecho de que cualquiera que sea el fin que se le imponga a la prisión, su eficacia involucra al acto administrativo. La investigación consta de dos grandes apartados. Con el fin de señalar la necesidad de que la prisión sea pensada de manera diferente, en el primero de ellos, se hace una revisión a través de la historia de la concepción que ha tenido la humanidad acerca del Estado, de su sistema de justicia penal, su articulación, así como del hombre que delinque. Se desarrolla también un análisis del sistema penal en nuestro país de la política criminal y del sistema de justicia penal vigente. Por último, en el segundo apartado, se aborda lo concerniente a la administración de prisiones, analizando las aportaciones de los grandes académicos que se han abocado a sistematizar el esfuerzo humano en la búsqueda del bien común, propósito último al que, desde el pensamiento del autor, deben encaminarse las acciones de los centros de readaptación social en nuestro país.
