El marido de Rosélie acaba de ser asesinado. Abandonada a su suerte en Ciudad del Cabo, se siente una extranjera en tierra hostil, una sombra dibujada en el rostro de un país cuyas heridas siguen cicatrizando. Querría volver a su casa, pero ¿dónde está su casa? Nacida en Guadalupe, educada en Francia, el color de su piel la ha perseguido por cuatro continentes, y no hay lugar en el mundo que le haya dado tregua. Tras la misteriosa muerte de su marido, a su alrededor se desata una tormenta de habladurías, rumores y sospechas, y ella, que se ganaba la vida como pintora, ya no se ve capaz de pintar. Tampoco puede dormir, cuando siempre ha tenido el don de devolverle el sueño a los demás. Por primera vez, duda: ¿quién fue realmente su marido? En este relato de supervivencia, Maryse Condé desentierra una existencia de desarraigo y lucha, y demuestra una vez más que en la vida, por mucho que a veces lo parezca, nada es seguro ni definitivo.