Un escenario lleno de advertencias, una casa de descanso con cuatro réplicas, extraños visitantes que se cuelan por la ventana, una oficina de gobierno donde suceden milagros, una epifanía al interior del ataúd, la escapada al motel con un repartidor de pizzas y la brillante casa suburbana que sobrevive a un apagón. Erika Zepeda lo ha hecho de nuevo; nos arrastra al interior, donde residen los temores y deseos de sus personajes.