El olvido está en íntima relación con el recuerdo y es tan necesario como éste para la identidad social y personal. Una reflexión sobre las teorías dedicadas al olvido y sobre sus formas rituales tradicionales y actuales son el objeto de este libro.
Este sugerente y profundo estudio analiza las funciones culturales del olvido y sus diversas formas de ritualización. Para poder vivir el presente, tanto el individuo como la sociedad, deben poder olvidar ciertas experiencias y vivencias pasadas. El autor comienza con un análisis de las diferencias de significado de la palabra olvido en distintas culturas y la dificultad de traducirla.rnLa asociación de la palabra "olvido" con la serie conceptual de memoria y recuerdo, por un lado, y la de perdón, descuido, negligencia e indiferencia, por el otro, nos sitúa en el horizonte de esta reflexión, que combina cuestiones de transculturalidad con planteamientos cognitivos, semánticos y éticos.
Recuerdo y olvido guardan una relación de interdependencia parecida a la de vida y muerte. Para los procesos de la vida, el olvido representa las metamorfosis de la semilla a la planta y de la flor al fruto en función del "destino" global del ente en cuestión. En el capítulo "El relato de la vida", Marc Augé se refiere a las concepciones psicoanalíticas de memoria y olvido en relación con la reconstrucción de vivencias, donde la función del olvido está ligada a la lógica del inconsciente. A continuación, el autor contrapone la concepción de la narratividad de Paul Ricoeur a la de la simbolización de Clifford Geertz para mostrar las deficiencias y peligros en la construcción etnológica de relatos referidos a otras culturas, que se deben a la imposibilidad de captar el peso auténtico de ciertas significaciones en las informaciones disponibles.
En el capítulo "Las tres formas del olvido" se hace referencia a los rituales de posesión y de cambio de rol en ciertas culturas, donde se suspende la continuidad del tiempo subjetivo y de la identidad para luego "recomenzar" una nueva vida, un esquema que también se puede encontrar en rituales colectivos y en la conciencia de la narrativa moderna. Finalmente, en "Un deber de olvidar", el autor reivindica el olvido frente al más común deber de recordar. El segundo es el deber de las generaciones posteriores, mientras que el primero es el de quienes han vivido ciertos horrores cuya presentificación no les permitiría vivir normalmente, como queda patente en personas que sobrevivieron el holocausto nazi.rn