Las expectativas no son solo esa vocecita interna que aparece de manera abrupta. También forman parte de nuestra intuición, se alimentan de experiencias e ilusiones y, junto con nuestras creencias, van trazando el camino para tomar decisiones con las que transitamos y definimos al mundo. Revisar cómo hemos construido nuestro kit de expectativas nos ayudará a comprender y reconocer el camino que estamos transitando para avanzar hacia una vida en paz y plena. Sabemos de las expectativas, gracias al trabajo con ellas a lo largo de años que, mientras más creemos en algo, es más factible que suceda. Centramos nuestro pensamiento en circunstancias específicas y propiciamos un estado general de predisposición ante dicho evento, y así nuestro organismo responde de manera positiva. De ahí el poder que tienen las expectativas, al convencernos de lo que somos capaces de lograr y de lo que preferimos no enfrentar, porque pensamos que será un fracaso.