Esta es la confesión del crimen cometido por el pintor Pablo Castel. María Iribarne es una joven mujer que contempla un detalle para él fundamental en una de sus obras. Castel desarrolla un vínculo que intenta analizar en la densa trama de este relato que mantiene brutal actualidad, y se enfoca de manera obsesiva en cada uno de los pequeños detalles que él considera los móviles con los que justifica su atroz accionar.