Una fábula sociofantástica y psicológica, una bellísima reflexión sobre la enfermedad y lo corrompido. El gran escritor mexicano Juan Villoro inició su andadura novelística en 1991 con El disparo de argón, que obtuvo el inmediato respaldo de la crítica y se tradujo al alemán y al francés. Dos temas articulan la sugerente trama de esta novela: la mirada y la ciudad. Un espacio definido les sirve de vínculo: la clínica oftalmológica del doctor Suárez, versión mexicana de la célebre Clínica Barraquer en Barcelona. Casa de los signos, el edificio levantado por Suárez pretende servir a la vista y a la visión, a la salud y las formas trascendentes que entran por los ojos. Pero este ideal ocurre en un México convulso, donde el tráfico de órganos es una activa variante de la economía informal. El sueño ha sido pervertido y Suárez no puede ser localizado; el gran profeta de la vista se ha vuelto invisible. Su discípulo Fernando Balmes debe buscar el hilo que lleve al maestro.