Considerando el más imprevisible de los maestros del impresionismo, Edgar Degas fue un hombre de espíritu abierto e inteligencia viva. El estudio de los pintores antiguos en el museo del Louvre, los cursos de pintura y sus clases en la Escuela de Bellas Artes de París, constituye su primera formación. No obstante, fue su estancia en Italia la que consolidó su formación como artista.