México es un país en el que viven niños de más de cincuenta grupos indígenas. Todos ellos usan trajes diferentes, tienen costumbres muy distintas, y hasta hablan idiomas que no se parecen entre sí. Sin embargo, estos niños comparten cosas que los hacen muy semejantes: a todos les gusta escuchar las historias que les cuentan sus abuelos y a veces hasta sueñan con ellas.