La belleza brutalista domina las imágenes de Frédéric Chaubin que retrata ejemplos de la arquitectura soviética extrema de los últimos años de la URSS. Estas fotografías exploran el mundo en desaparición de las estructuras totalitarias, proyectadas originalmente para representar, con sus formas imponentes y su estética austera, el poder omnisciente del estado frente a la sociedad civil.