Buscavidas es un auténtico clásico perdido -y recuperado- de la literatura estadounidense, una novela de aventuras en el sentido más propio del término y una brillante muestra del género picaresco en la época dorada del ferrocarril. Narra las peripecias de un jovencísimo vagabundo que ha preferido la vida errante al destino del obrero y del miserable, el refugio de los burdeles a la cárcel de la convención, el culto del campo abierto al paganismo de los primeros rascacielos, la libertad a la seguridad de la ley. Jim Tully, que a principios del siglo XX viajó por todo Estados Unidos colgado de trenes de carga y escondiéndose de la policía, nos revela una realidad que apenas asomó por las pantallas de la naciente industria de Hollywood -en la que más tarde se integraría como periodista y colaborador de Charles Chaplin-: el país a un tiempo terrible y vital donde sobrevivían millones de damnificados por la industrialización. El tono de Buscavidas, tajante y en cierto modo agresivo, pero también divertido y mordaz, sentó las bases del estilo hard-boiled, cuyos máximos exponentes serían Dashiel Hammet y Raymond Chandler.