La rutina de una oficina judicial de Wall Street empieza a desacomodarse cuando se incorpora Bartleby, un nuevo copista que en un principio parece el empleado ideal. Metódico y riguroso, hay un contraste muy marcado entre él y Nippers y Turkey, los otros escribientes, algo disipados, que manchan con tinta los documentos y tienen repentinos cambios de humor. Pero cuando el jefe le da una simple orden, Bartleby, imperturbable, responde que preferiría no hacerlo. Y esa desobediencia serena trastoca por completo el clima de la oficina.