El gran Lev. N. Tolstói empezó a escribir esta novela, que los grandes literatos del siglo XIX y XX no dudan en calificar como "una obra de arte perfecta", en 1873 aunque no vería la luz hasta cinco años después. Es una aguda crítica social sobre la institución familiar, pero también una honda reflexión psicológica sobre la pasión adúltera, el amor, la decepción y el complejo de culpa. Esta obra monumental es un hito en la literatura universal y su vigencia es eterna porque pone sobre el papel sentimientos, actitudes y situaciones siempre presentes y constantes en el ser humano de cualquier de cualquier época.