El hombre que se familiariza mucho tiempo con un pensamiento criminal, acaba por aferrarse a él con irritante obstinación, y prosigue en su propósito hasta realizarlo con febril encarnizamiento. Don José dudó al principio en matar a Fátima; pero después, una vez tomada esta resolución, ya no vaciló un punto. Primero decidió su muerte por miedo, temiendo al puñal que los celos de la gitana blandÃan sobre su cabeza; luego, habiendo fracasado su primer plan, persistió en la perpetración del crimen por obedecer a aquella desconocida que no querÃa volver a verle hasta que estuviera realizado.